El grupo gesco se vuelve a reunir para dar un poquito más de pedagogía a la Facultad de educación, el viernes 4 de abril, con la finalidad de ofrecer y recoger diferentes percepciones sobre género. La herramienta que se utilizara para el desarrollo de la tertulia serán diferentes dinámicas sobre género. Estas dinámicas las dirigiran el grupo de género "Degeneradas" traidas desde el propio Barrio del Pilar", un evento que nadie puede evitar!
Con cada una de mis interrupciones en este espaco virtual he pretendido colgar un cuento, hoy no es el dia, no encuentro el apropiado. Pero para no dejar un hueco aviso del proximo...CONCURSO DE CUENTOS ILUSTRADOS “CUENTOS PARA LA IGUALDAD”, en el siguiente enlace podreis obtener más información, yo a lo mejor me presento!
http://singenerodedudas.com/Archivos/899/cuentos-ilustrados-para-la-igualdad
viernes, 28 de marzo de 2008
martes, 4 de marzo de 2008
Después de la primera "tertulia pedagógica"
La "primera tertulia" termino con ánimos renovados, ilusión y ganas de continuar caminando. Pensando mientras caminando descubrimos que a pesar de haber muchos caminos nos encontramos en uno que nos gusta, en uno que nos hace un poquito más felices, compartiendo nuestras experiencias (muy bonita y enrriquecedora la tuya, Jon) y generando un poquito o mucho, según como se mire, de conocimeinto pedagógico.
Para mis múltiples fans (jeje) ahí va! (sabes como hacer que escriba eh?)
El león mata mirando (segunda parte)
El topo se quedo ciego porque, en lugar de ver hacia fuera, se puso a mirarse el corazón, se trincó en mirar para adentro. Y nadie sabe porque llego en su cabeza del topo eso de mirarse para dentro. Y ahí esta de necio el topo en mirarse el corazón y entonces no se preocupa de fuertes o débiles, de grandes o pequeños, porque el corazón es el corazón y no se mide como se miden las cosas y los animales. Y eso de mirarse para dentro sólo lo podían hacer los dioses y entonces los dioses lo castigaron al topo y ya no lo dejaron mirar pa´fuera y además lo condenaron a vivir y caminar bajo la tierra. Y por eso el topo vive bajo la tierra, porque lo castigaron los dioses. Y el topo ni pena tuvo porque siguió mirándose por dentro. Y por eso el topo no lo tiene miedo al león. Y tampoco lo tiene miedo al león el hombre que sabe mirarse el corazón.
Porque el hombre que sabe mirarse el corazón no ve la fuerza del león, ve la fuerza de su corazón y entonces lo mira al león y el leon lo mira que lo mira el hombrey el león mira, en el mirarlo del hombre, que es sólo un león y el león se mira que lo miran y tiene miedo y se corre" (...)
Subcomandante Insurgente Marcos (Relatos de el Viejo Antonio, 2002, p. 30-31, CIACH)
poco a poco a manos del Viejo Antonio, de compañeros, de múltiples batallas doctorantiles, vamos aprendiendo que "al leon y al miedo se les mata sabiendo donde mirar" ( Relatos del Viejo Antonio, 2002, p.32, CIACH).
Para mis múltiples fans (jeje) ahí va! (sabes como hacer que escriba eh?)
El león mata mirando (segunda parte)
El topo se quedo ciego porque, en lugar de ver hacia fuera, se puso a mirarse el corazón, se trincó en mirar para adentro. Y nadie sabe porque llego en su cabeza del topo eso de mirarse para dentro. Y ahí esta de necio el topo en mirarse el corazón y entonces no se preocupa de fuertes o débiles, de grandes o pequeños, porque el corazón es el corazón y no se mide como se miden las cosas y los animales. Y eso de mirarse para dentro sólo lo podían hacer los dioses y entonces los dioses lo castigaron al topo y ya no lo dejaron mirar pa´fuera y además lo condenaron a vivir y caminar bajo la tierra. Y por eso el topo vive bajo la tierra, porque lo castigaron los dioses. Y el topo ni pena tuvo porque siguió mirándose por dentro. Y por eso el topo no lo tiene miedo al león. Y tampoco lo tiene miedo al león el hombre que sabe mirarse el corazón.
Porque el hombre que sabe mirarse el corazón no ve la fuerza del león, ve la fuerza de su corazón y entonces lo mira al león y el leon lo mira que lo mira el hombrey el león mira, en el mirarlo del hombre, que es sólo un león y el león se mira que lo miran y tiene miedo y se corre" (...)
Subcomandante Insurgente Marcos (Relatos de el Viejo Antonio, 2002, p. 30-31, CIACH)
poco a poco a manos del Viejo Antonio, de compañeros, de múltiples batallas doctorantiles, vamos aprendiendo que "al leon y al miedo se les mata sabiendo donde mirar" ( Relatos del Viejo Antonio, 2002, p.32, CIACH).
viernes, 29 de febrero de 2008
Antes de las tertulias...
Voy a hacer caso “al Tapi” y voy a hablar un poco de mí (de mis pensamientos, de mis emociones). Quedan unas pocas horas para que se desarrollen el ciclo de “tertulias pedagógicas” que estamos pedagogeando. En el metro iba yo leyendo uno de los libros que Jon me había dejado, un libro de cuentos o quien sabe que término podría asignar a tan mágicas palabras, titulado Relatos de el Viejo Antonio, pues pensamos utilizarlo en la tertulia. Y cual fue mi sorpresa y descubrimiento, sus palabras, las escritas, se meten dentro de ti y te hacen cosquillas, te pellizcan, te acarician y a veces incluso te llegan a arañar y a doler... pero es un dolor tan hermoso que igual te hace llorar de alegría que llorar de pena.
Una manera de que lo averigüéis el dejándote, dejándote, dejándote...
El león mata mirando
“El león no mata con las garras o con los colmillos. El león mata mirando. Primero se acerca despacio...en silencio, porque tiene nubes en las patas y le matan el ruido. Después salta y le da un revolcón a la víctima, un manotazo que tira, más que por la fuerza, por la sorpresa.
Después la queda viendo. La mira a su presa. Así...( el Viejo Antonio arruga el entrecejo y me clava los ojos negros). El pobre animalito que va a morir se queda viendo nomás, mira al león que lo mira. El animalito ya no se ve él mismo, mira lo que el león mira, mira la imagen del animalito en la mirada del león, mira que, en su mirarlo del león, es pequeño y débil. El animalito ni se pensaba si es pequeño y débil, era pues un animalito, ni grande ni pequeño, ni fuerte ni débil. Pero ahora mira en el mirarlo del león, mira el miedo. Y mirando que lo miran, el animalito se convence, él solo, de que es pequeño y débil. Y entonces el animalito ya no mira nada, se le entumecen los huesos así como cuando nos agarra el agua en la montaña, en la noche, en el frío. Y entonces el animalito se rinde así nomás, se deja, y el león se lo zampa sin pena. Así mata el león. Mata mirando. Pero hay un animalito que no hace así, que cuando lo topa el león no le hace caso y sigue como si nada, y si el león lo manotea, él contesta con un zarpazo de sus manitas, que son chiquitas pero duele la sangre que sacan. Y ese animalito no se deja del león porque no mira que lo miran...es ciego. “Topos”, les dicen a esos animalitos” (...)
Subcomandante Insurgente Marcos (Relatos de el Viejo Antonio, 2002, p. 29-30, CIACH)
Una manera de que lo averigüéis el dejándote, dejándote, dejándote...
El león mata mirando
“El león no mata con las garras o con los colmillos. El león mata mirando. Primero se acerca despacio...en silencio, porque tiene nubes en las patas y le matan el ruido. Después salta y le da un revolcón a la víctima, un manotazo que tira, más que por la fuerza, por la sorpresa.
Después la queda viendo. La mira a su presa. Así...( el Viejo Antonio arruga el entrecejo y me clava los ojos negros). El pobre animalito que va a morir se queda viendo nomás, mira al león que lo mira. El animalito ya no se ve él mismo, mira lo que el león mira, mira la imagen del animalito en la mirada del león, mira que, en su mirarlo del león, es pequeño y débil. El animalito ni se pensaba si es pequeño y débil, era pues un animalito, ni grande ni pequeño, ni fuerte ni débil. Pero ahora mira en el mirarlo del león, mira el miedo. Y mirando que lo miran, el animalito se convence, él solo, de que es pequeño y débil. Y entonces el animalito ya no mira nada, se le entumecen los huesos así como cuando nos agarra el agua en la montaña, en la noche, en el frío. Y entonces el animalito se rinde así nomás, se deja, y el león se lo zampa sin pena. Así mata el león. Mata mirando. Pero hay un animalito que no hace así, que cuando lo topa el león no le hace caso y sigue como si nada, y si el león lo manotea, él contesta con un zarpazo de sus manitas, que son chiquitas pero duele la sangre que sacan. Y ese animalito no se deja del león porque no mira que lo miran...es ciego. “Topos”, les dicen a esos animalitos” (...)
Subcomandante Insurgente Marcos (Relatos de el Viejo Antonio, 2002, p. 29-30, CIACH)
martes, 26 de febrero de 2008
El sexo de los ángeles.
Una de las más lamentables carencia de información que han padecido los hombres y mujeres de todas las épocas se relaciona con el sexo de los ángeles. El dato nunca confirmado de que los ángeles no hacen el amor, quizás signifique que no lo hacen de la misma manera que los mortales. Otra versión, tampoco confirmada, pero más verosímil sugiere que, si bien los ángeles no hacen el amor con sus cuerpos por la mera razón que carecen de erotismo lo celebran, en cambio, con palabras, vale decir, con las orejas. Así, cada vez que Angel y Angela se encuentran en el cruce de dos transparencias, empiezan por mirarse, seducirse y sentarse mediante el intercambio de miradas, que, por supuesto, son angelicales. Y si Angel para abrir el fuego dice "Semilla", Angela para atizarlo responde "Surco". El dice "Alud" y ella tiernamente "Abismo". Las palabras se cruzan vertiginosas como meteoritos o acariciantes como copos, Angel dice "Madero" y Angela "Caverna". Aletean por ahí un ángel de la guarda misógino y silente y un ángel de la muerte viudo y tenebroso. Pero el par amatorio no se interrumpe. Sigue silabeando su amor. El dice "Manantial" y ella " Cuenca". Las sílabas se impregnan de rocío y aquí y allá, entre cristales de nieve, circula en el aire, sus expectativas. Angel dice "Estoqueo" y Angela radiante, "Herida", el dice "Tañido" y ella dice "Relato". Y en el preciso instante del orgasmo intraterreno, los cirros y los cúmulos, los estratos y nimbos se estremecen, entremolan, estallan y el amor de los ángeles llueve copiosamente sobre el mundo.
Mario Benedetti
jueves, 21 de febrero de 2008
El mundo
Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto del cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que habia contemplado desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
-El mundo es eso- reveló-.Un monton de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
Eduardo Galeano ( El Libro de los Abrazos, 2007, p.1, Siglo XXI)
viernes, 8 de febrero de 2008
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